Por qué has perdido la libido y cómo recuperarla?
Entender los cambios y encontrar soluciones para el bajo deseo sexual en la menopausia.
La salud sexual es una parte esencial de nuestras vidas. Y la menopausia no debería ser su fin.
Con el aumento gradual de nuestra esperanza de vida, las mujeres pasan ahora, por término medio, un tercio de su vida en la etapa posterior a la menopausia. La mitad, si se incluyen los años de transición de la perimenopausia, que pueden empezar a los 40 o incluso antes.
Para muchas, la menopausia es una época de cambios significativos. Aunque marca el final de los años reproductivos, también conlleva un sinfín de cambios físicos y emocionales.
Uno de los más comunes y menos comentados es la disminución del deseo sexual o libido.
No hay día en la clínica de la menopausia sin que una paciente me cuente cómo la menopausia afectó a sus relaciones, a veces incluso llegando a la ruptura.
Un estudio demostró que el 84% de las mujeres en la perimenopausia y la menopausia piensan que una vida sexual activa es importante. Este estudio y varios otros sugieren que entre el 40 y el 80% de las mujeres experimentan una disminución significativa de la libido y de la calidad de la vida íntima.
Esto no es sólo un número. Es un reflejo de relaciones tensas, autoestima afectada y calidad de vida disminuida.
¿Qué es el deseo normal?
Los beneficios del sexo para la salud son de sobra conocidos.
Mejora y estabiliza nuestro estado de ánimo, y es una herramienta perfecta para aliviar el estrés. Mejora el sueño, refuerza el sistema inmunitario y alivia el dolor. Es un gran ejercicio físico para el sistema cardiovascular y el suelo pélvico.
Sin embargo, el deseo sexual es una compleja interacción de factores emocionales, físicos y psicológicos. Varía de una persona a otra y puede cambiar con el tiempo.
Existen dos tipos principales de deseo sexual: espontáneo y reactivo.
El deseo espontáneo suele parecer un impulso sexual automático que surge aparentemente de la nada. Es el tipo de deseo que se ve a menudo en las películas y la literatura, que aparece rápidamente y con intensidad. Es más común en los hombres y, durante mucho tiempo, pensamos que era la forma principal en que funcionaba nuestro deseo.
En cambio, el deseo receptivo es más bien una reacción. Surge como respuesta a la estimulación o la intimidad. Puede no estar presente inicialmente, pero surge debido a una conexión sensual, emocional o física con la pareja o con uno mismo.
La mayoría de las mujeres no tienen un deseo espontáneo. La intimidad emocional y el estímulo son cruciales para que se encienda nuestra luz de la pasión.
Mientras que el deseo espontáneo suele esperarse en las narrativas culturales sobre el sexo, el deseo receptivo es igual de normal y común, especialmente entre las mujeres. Es más frecuente a medida que las personas envejecen o experimentan cambios en su salud sexual, como durante la menopausia.
Entonces, ¿cuándo debo preocuparme?
El tipo de deseo puede cambiar con la edad y con las distintas relaciones. Sólo tú puedes decir qué es normal para ti. Y si tu deseo cambió o desapareció por completo Y te está causando angustia, entonces no es normal.
El trastorno del deseo (también conocido como libido baja) más común es el Trastorno del Deseo Sexual Hipoactivo (TDSH), una falta persistente o recurrente de fantasías sexuales y de deseo por cualquier actividad sexual.
¿Cómo puede saber si padece un TDSH? En pocas palabras, antes tenías un deseo normal y ahora no tienes interés en ninguna actividad sexual, ni pensamientos o fantasías sexuales, ni respuesta a la estimulación (incluido el autoplacer); dura más de 6 meses y afecta a tu calidad de vida.
Por supuesto, para tener buen sexo no basta con tener deseo. Otros dos componentes vitales son la excitación y el orgasmo. Y también pueden cambiar con la menopausia.
Pero antes de profundizar en cómo solucionarlo, hagamos otra distinción importante.
El sexo no es sólo el coito. Es cualquier cosa que te proporcione placer erótico y sensual, con o sin pareja, con o sin orgasmo.
Lo que es «normal» para uno puede no serlo para otro. Recuerda que no se trata de alcanzar un determinado «número» de encuentros íntimos, sino de sentirte satisfecho y conectado en tu vida íntima.
¿Por qué ha desaparecido su deseo sexual?
Nuestro deseo sexual es complejo, y si es bajo, a menudo hay algunos actores clave.
La menopausia tiene que ver con las hormonas, o con la falta de ellas
Si tu deseo desaparece por completo con la menopausia, lo más probable es que se deba a cambios hormonales.
Las hormonas sexuales, estrógeno, progesterona y testosterona, son cruciales para modular el deseo sexual en las mujeres. Y disminuyen significativamente durante la menopausia.
La disminución de estrógenos y progesterona puede mermar directamente la libido al afectar al cerebro y al flujo sanguíneo de la pelvis. Las hormonas influyen en el comportamiento sexual, el estado de ánimo y las funciones cognitivas, todas ellas importantes para un deseo normal.
La testosterona también es crucial para la libido, la excitación y el bienestar general, ya que afecta a la energía, el estado de ánimo y la función cerebral.
Y no se trata sólo de las hormonas directamente.
La menopausia puede venir acompañada de sofocos, sudores, cambios de humor, dolores articulares, palpitaciones y dolores de cabeza, que pueden hacer que el sexo sea lo último en lo que pienses. La falta de sueño y de energía puede dejarte demasiado agotada para cualquier cosa, por no hablar de la intimidad.
La vagina seca y dolorida
Durante la menopausia, un asombroso 80% de las mujeres experimentan el Síndrome Genitourinario de la Menopausia (GSM) o Atrofia Vulvovaginal (VVA), causados principalmente por la falta de estrógenos en la zona genital.
Esto suele causar molestias físicas, como disminución de la elasticidad vaginal, sequedad, hipersensibilidad e incluso fisuras o «cortes» en la entrada de la vagina.
En un estudio, cerca del 70% de las mujeres declararon que tendían a evitar la intimidad, mantenían relaciones sexuales con menos frecuencia y las encontraban menos satisfactorias o completamente imposibles. Casi un tercio de ellas se sentían incómodas compartiéndolo con sus parejas.
Con todos estos cambios, cambia nuestra sensibilidad e incluso el tamaño del clítoris, lo que prolonga el tiempo necesario para alcanzar la excitación y el orgasmo.
La disminución de estrógenos también afecta a la vejiga y puede empeorar la incontinencia urinaria, lo que puede resultar especialmente desagradable durante el orgasmo. Y es más probable que tengas una sensación de ardor al orinar después del sexo, nada de lo cual es particularmente excitante.
Problemas médicos y medicación
Los problemas médicos como la hipertensión, la diabetes, los problemas de tiroides, la artritis y los medicamentos para tratarlos pueden afectar significativamente a nuestro deseo sexual.
Por ejemplo, los antidepresivos provocan pérdida de apetito sexual y dificultades para alcanzar el orgasmo. La gabapentina, la pregabalina y la clonidina, medicamentos utilizados a veces para tratar los síntomas de la menopausia como alternativa a la THS, pueden reducir la sensibilidad en las zonas pélvicas.
Estado de ánimo y salud emocional
Los factores psicológicos siempre desempeñan un papel fundamental en la configuración de la función sexual, no sólo durante la transición a la (peri)menopausia.
Las mujeres me cuentan a menudo cómo han perdido la confianza en sí mismas debido a los cambios que ha experimentado su cuerpo. Las dificultades para controlar el peso o los signos de envejecimiento afectan a la imagen que tenemos de nosotras mismas y nos hacen sentir más cohibidas.
Las fluctuaciones hormonales también pueden desencadenar cambios de humor, ansiedad y depresión, lo que a su vez puede mermar aún más el deseo y la satisfacción sexual.
¿Y cómo es tu relación de pareja?
La dinámica de las relaciones es esencial para nuestra función sexual, con menopausia o sin ella. Pero los cambios hormonales adicionales, el estrés y los cambios de humor pueden poner realmente a prueba las relaciones.
Mi paciente dijo una vez: «Tendría relaciones sexuales si fuera más amable conmigo».
A menudo, el estrés y las tensiones en la relación se trasladan a nuestra vida sexual, y es importante reconocerlo y abordarlo primero. La falta de cercanía emocional o de comunicación al respecto puede llevarnos a levantar muros que nos impidan intimar.
Por otro lado, una parte crucial de la respuesta de deseo de las mujeres es la novedad, y el aburrimiento sexual puede venir de una rutina carente de variedad o excitación.
Las diferentes expectativas, preferencias o niveles de interés en el sexo pueden crear aún más tensión en nuestras relaciones. Y a menudo, no es la conversación más fácil de mantener.
Os recomiendo la lectura de mi articulo de Como recuperar el deseo sexual.